martes, 27 de enero de 2009

Sexualidad en la tercera edad


Si bien la práctica del sexo exige que poseamos unas mínimas condiciones físicas (aunque también es verdad que las técnicas y estrategias en este campo son infinitas), lo cierto es que buena parte de dicha práctica tiene mucho que ver con nuestro estado de ánimo en concreto y con nuestra mentalidad en general. Por ello podemos decir que el deseo sexual, al igual que el deseo de amar, no tiene edad mientras sigamos conservando las ganas.


Pero claro, el cuerpo, el organismo humano, sí que cumple años y desafortunadamente desde que nacemos ya comenzamos a envejecer, a deteriorarnos lenta pero progresivamente. Por ello nuestra capacidad como seres sexuales no es la misma a los 20 que a los 40, o que a los 60 u 80. Con el paso de los años el hombre va perdiendo no sólo resistencia sino también firmeza en la erección, y va necesitando cada vez más tiempo para llegar a ella. Por su parte, la mujer va notando paulatinamente que su vagina tarda más en lubricarse lo suficiente como para poder mantener con normalidad, y sin dolor, el coito.


Pero esto no significa que la vida sexual tenga que darse por terminada al llegar a una u otra edad. En el mercado hoy en día existen productos para casi todo y, sobre todo si los utilizamos bajo control médico, podemos estar seguros de que su consumo no nos traerá sino satisfacciones. Hablo, por ejemplo, de ayudantes de la erección como la Viagra o de lubricantes artificiales que suplen la falta de una lubricación natural.


Además, está científicamente demostrado que la práctica habitual del sexo, o de cualquier intercambio físico o emocional voluntariamente practicado que se le parezca, es sano no sólo para el cuerpo sino también para nuestra mente, (por no decir que para nuestro espíritu, que también lo es).


Y es que amar y sentirnos amados, y seguir viéndonos como seres deseables por aquellos a quienes queremos, es de las mejores terapias que existen para llenar de felicidad los rinconcitos de nuestra ajetreada vida diaria. Y eso, a cualquier edad.

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